En la antigüedad las pulseras se han encontrado en momias del Antiguo Egipto y en sepulturas prehistóricas europeas de la Edad de Bronce y en personajes del antiguo Imperio asirio. Las pulseras más antiguas se remontan al periodo Neolítico, de conchas perforadas.
Se considera un amuleto protector contra el mal de ojo y los celos. La leyenda cuenta que Fátima hija del profeta Mahoma, estaba preparando la comida cuando vio entrar a su esposo Alí del cual estaba perdidamente enamorada y corriendo lo dejó todo para recibirlo pero quedó tristemente decepcionada al ver que su esposo llegaba con una nueva concubina.
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